En el último episodio…
Érase una vez un periodista y narrador especializado en información económica, con mucho recorrido en la sección de Empresas y en todo lo relacionado con la innovación. Durante años, escribió sobre los sectores de telecomunicaciones y tecnología, y tuvo la enorme ventaja de que el resto de empresas cambiaron por completo gracias a ellos. O por su culpa. Todos esos años de «digital» sirvieron para algo.
Después pasó a reconstruir la sección de Empresas y Medios de EL ESPAÑOL a las órdenes de Pedro J. Ramírez, una figura esencial para entender el Periodismo en España. El objetivo era darle tamaño, importancia e influencia, y ayudar a disparar su tráfico hasta el millón de usuarios únicos/mes que consumían información estrictamente empresarial.
En 2019 ocupó la Dirección General de Comunicación en el grupo Globalia, como miembro de su Comité de Dirección. De lo más orgulloso de lo que se siente es que, durante lo más crudo del crudo coronavirus, defendió a capa y espada que los aviones son un lugar seguro para estar incluso durante una pandemia.
En octubre de 2020 pasó a ocupar la dirección del Gabinete de Presidencia en Adif, desarrollando la estrategia de comunicación de la casa, trabajando además con la agenda pública de su presidenta. En esta etapa, hizo todo lo posible para asegurarse de que la gente entienda a qué se dedica este coloso de lo ferroviario. Se lo resumía en pocas palabras un compañero de la casa: Si das la vuelta al mapa de España, Renfe es lo que se cae al suelo, los trenes, y Adif lo que se queda pegado, las vías y las estaciones.
Su presidenta le llevó a trabajar como asesor en el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, donde actuó como mediador de la secretaría de Estado con agencias, medios y distintas administraciones públicas, con independencia de su color político. Eso le llevó a creer mucho más en los técnicos de la administración y a desarrollar la convicción de que muy pocas personas con ganas de transformar la realidad pueden conseguirlo.
Tras el cese de su secretaria de Estado, debido a una polémica fake, fue contratado por FlixBus, la multinacional de travel-tech que trabaja por un futuro con una movilidad más asequible y sostenible. Desde entonces tiene el reto de conseguir que el sector del autobús deje de estar controlado por una plutocracia que lleva dominando el sector desde el franquismo y que trabaja desde hace años para asegurarse de lucrarse con el hecho de que los autobuses de larga distancia en España sean los más caros de Europa.
Antes de todo eso, trabajó en una agencia, en un periódico económico, en una revista y ayudó a crear dos medios nativos digitales con muy distinta suerte. Fue uno de los 100 primeros españoles que se abrieron una cuenta de Twitter, aunque hoy prefiere Bluesky, y asegura que sigue cuerdo. Que le han hecho pruebas.
Aunque le gusta enseñar, sólo tiene tiempo para impartir clases magistrales en un par de másters. Los alumnos no se aburren.
Durante la crisis de la COVID-19 terminó en pijama su primer libro: Cómo evitar que tus hijos estudien Periodismo. El segundo, La Píldora Serrahima, vino poco después. Para escribirlo, habló con Pedro Serrahima, un hombre que ha cambiado la forma de entender la atención del cliente en España mucho más de lo que puedas imaginar.
Tiene algunas cartas más en la manga pero, mientras piensa en qué hacer con ellas, siempre tienes su Substack.
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